CHISPAZO
ABIERTO DESAFÍO
Felipe Guerrero Bojórquez
Ayer un agente federal del equipo de investigación de Omar García Harfuch cayó abatido por las balas de una de las facciones del Cártel de Sinaloa, en Culiacán. El hecho se lo atribuyen a Jesús Alfredo Beltrán Guzmán, alias «El Mochomito», alineado, dicen, en la guerra intestina a favor de los «Chapitos».
Ya había corrido la versión, hace unos días, de que al «Mochomito» lo habían capturado fuerzas federales en la comunidad de Mojolo, pero hasta hoy las autoridades correspondientes nada han confirmado, ni negado la versión, desde luego, de que lo soltaron porque de por medio hubo mucho dinero.
Por supuesto, más allá de lo lamentable del hecho, la ejecución de Halexy Guadalupe V. tiene varios significados, entre ellos, que una de las facciones del CDS prácticamente le ha declarado abiertamente la guerra al gobierno de Claudia Sheinbaum, y particularmente al Secretario de Protección Ciudadana, Omar García Harfuch.
Es un desafío que, en el marco de la guerra, se había manifestado de diversas maneras, pero no en un ataque directo al equipo de quien encabeza la responsabilidad de pacificar Sinaloa, enviado expresamente a Culiacán por la propia Presidenta Sheinbaum para enfrentar la violencia desmedida que desde hace 100 días padece Sinaloa, particularmente la capital.
Hoy viene a la mente aquella imagen de Harfuch caminando por una calle de Las Quintas, en Culiacán, a un lado del Secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo y del gobernador Rubén Rocha, como para dar a entender que no pasaba nada y que con su presencia la gente podía también salir a caminar con tranquilidad. Esa fotografía fue recibida por la ciudadanía como una bofetada, misma que los acontecimientos se han encargado de regresar. Con razón Harfuch podría pensar ahora que aquello fue una celada mediática que el tiempo se encargó de revelar.
El asesinato del investigador igualmente significa que una facción del CDS, a través de sus fuentes de inteligencia, tiene identificada a su contraparte del gobierno y que estaría dispuesta a seguir una línea de ataque selectivo para minar la agenda estratégica y el ánimo en el equipo.
El mensaje violento lleva implícita la idea de que Harfuch y su equipo están peleando en un terreno que no conocen y contra la filtración de información de los ojos y los oídos menos pensados, en una comunidad donde históricamente se ha tejido una estructura de operación y vigilancia de la cosa nostra.
No es tampoco novedad decir, y sería muy ingenuo de parte de García Harfuch no apuntarlo de manera central, que estas raíces abarcan especialmente a las estructuras locales de autoridad, contra lo que tendría que diseñar una verdadera operación enjambre si es que en realidad está dispuesto irse a fondo en su lucha contra el origen de la violencia y su consecuente inestabilidad social, económica, política y emocional.
El régimen de Claudia Sheinbaum enfrenta en Sinaloa las consecuencias de un fenómeno que su antecesor dejó crecer impunemente. No es solo una amenaza para el régimen y su estabilidad política y económica, sino para su principal socio y vecino cuyo próximo presidente, Donald Trump, ya anunció incluso hasta con invadir al país.
Ayer fue otro día violento en Sinaloa. En Lomas de Tecuyo, en Elota, se dio un enfrentamiento entre civiles y militares. El saldo fue de cinco oficiales heridos y un civil muerto. En Mazatlán, en la Colonia Francisco Villa, durante un enfrentamiento a balazos, una persona murió y dos resultaron heridas. Hoy por la mañana se reportaron dos muertos más en el área de Culiacán.
Es aquí, allá y acuyá, a tres días de que la Presidenta Claudia Sheinbaum visite Sinaloa a través del puerto de Mazatlán y que ante su presencia Harfuch le rinda cuentas. ¿A qué viene la Señora Presidenta? titulé mi artículo de ayer. Hoy, ante los acontecimientos la pregunta es: ¿Viene a escuchar un parte de guerra favorable o desfavorable? Desde un destino turístico cuyo malecón desolado refleja el abandono de los turistas, y donde las fiestas de fin de año no se equiparan ni tantito al bullicio y la alegría de antaño.
Si se trata de enviar un mensaje de Mazatlán para el país y para el mundo, especialmente para Donald Trump de que aquí, en Sinaloa, se combate a los cárteles más peligrosos del mundo y se decomisa fentanilo, entonces quedan pocas horas para lograr acciones contundentes. Ya veremos