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jueves, 20 marzo, 2025

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Chispazo/ México y la mano dura de Trump


MÉXICO Y LA MANO DURA DE TRUMP
Felipe Guerrero Bojórquez


Ante el anuncio de la Casa Blanca de emprender una «guerra total» contra los cárteles de la droga en México, a partir de considerarlas organizaciones terroristas, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió en la conferencia «mañanera» de ayer con un «empiece por su país».

Y repitió lo mismo: «Vamos a coordinarnos, ofrecemos coordinación pero nunca subordinación e injerencia». Es decir, la Presidenta de México se puso al tu por tu con el gobierno de Estados Unidos en una respuesta que políticamente le reditúa con sus seguidores, pero que, en la realidad, no tiene el peso como para revertir las decisiones que con respecto a nuestro país ha tomado el equipo Trump.

Por supuesto, es bueno que nuestra Presidenta le recomiende o le exija al gobierno de Estados Unidos; pero también hay que poner los pies sobre la tierra, porque el imperio es el que impone sus reglas, mismas que, al menos hasta hoy, no estarán condicionadas a lo que diga o deje de decir México.

En sus razones, los gringos consideran que no le están pidiendo opinión a México de lo que ellos tengan qué hacer con sus asuntos internos; no, lo que están advirtiendo es que ellos han decidido combatir a fondo a los cárteles mexicanos, porque consideran que son responsables de las muertes de entre 80 mil y 100 mil ciudadanos estadounidenses al año, debido al consumo de fentanilo que estas organizaciones introducen a Estados Unidos. Ese es el reclamo y el aviso que de ninguna manera han puesto a discusión. Va porque va y ellos, a parte de las condiciones, ponen los plazos. En un mes hablamos, le dijeron al gobierno de Sheinbaum.

Declarar organizaciones terroristas a corporativos criminales como el cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, implica hacer uso de la legislación internacional, para acusarlos de delitos de «lesa humanidad» y de atentar contra los derechos humanos de la población civil.

Pero aún más, Estados Unidos ha señalado sin tapujos que el gobierno de México mantiene ligas con el narcotráfico lo que, al mismo tiempo, lo hace responsable de sostener una actividad criminal que repercute directamente en muertes de ciudadanos norteamericano por el trafico y consumo de drogas.

El Estado narco-terrorista que de México ha diseñado Washington tiene que ver con su estrategia geopolítica y de expansión principalmente en términos de relaciones comerciales abusivas y, en algunos casos, con planes de invasión a determinados territorios del orbe, como Panamá o Groenlandia. En nuestro país, Trump tiene en la mira el control del Golfo de México y el Golfo de California donde, en este último, las incursiones de las fuerzas de seguridad de EU son frecuentes por el espacio aéreo y la superficie marítima.

Respecto al grave señalamiento de que en Mexico existe un gobierno vinculado al crimen organizado, la pregunta es ¿qué pruebas tendrá EU para sustentar semejante aseveración? Porque una cosa es buscar formas de presión sin arriesgarse al desmentido, y otra es utilizar las aseveraciones extremas sin tener las pruebas suficientes o necesarias.

¿Tiene el gobierno de Trump las pruebas de sus afirmaciones contra el gobierno de México? Expertos en el tema de seguridad aseguran que sí; que la DEA y el FBI son las mejores fuentes de información obtenida durante estos últimos años en México y que involucra, principalmente, al expresidente Andrés Manuel López Obrador. El expediente se centra no solo en lo que se tuvo a la vista a través de la política de «abrazos no balazos», con la que se expandió y protegió al narco, sino que además se documentan los vínculos financieros y estrategias operativas para solventar e impulsar las campañas políticas de no pocos candidatos morenistas, entre ellos varios gobernadores del partido oficial de los que se señala al de Tamaulipas, Américo Villarreal y al de Sinaloa, Rubén Rocha. ¿Hasta dónde es cierto todo esto? Bueno, si los gringos tienen las pruebas y, más allá de la sola presión, las muestran para lograr sus propósitos, pronto arderá Troya, aunque Culiacán ya tiene meses ardiendo.

De la Oficina Oval de la Casa Blanca no salen ocurrencias como algunos creen. No, no lo son. De hecho Trump y los suyos tienen un plan para conquistar al mundo, pero lo primero que están enfrentando es el cumplimiento de sus promesas de campaña y, casi todas, tienen relación con México, principalmente la migración, la guerra contra los cárteles y la aplicación de aranceles. Nuestro país ahora es la referencia inmediata y el escenario central donde Trump está dejando caer todas sus advertencias con acciones reales. No, no están jugando. No solo son expertos en mover las piezas de la geopolítica, sino que a la hora de cualquier negociación no tienen escrúpulos, ni compasión. Si consideran atacar directamente a los cárteles lo harán; con permiso o sin permiso de México. Es que con ello le demostrarán al mundo de lo que son capaz.

Más allá de envolvernos en la bandera nacional se requiere cabeza fría, y toma de decisiones que prioricen la estabilidad del país. Sacrificar nuestro futuro negando todo lo que ha significado el pasado inmediato, y encubriendo a los responsables de haber permitido el fortalecimiento de las fuerzas fácticas, es tanto como ir contra México. Claro, hay que lidiar con el vecino para sacar la mejor ventaja o salir lo menos raspado, pero a sabiendas de que tienes que sacrificar piezas que son obstáculos insalvables en la negociación.

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