Felipe Guerrero Bojórquez
De verdad presidente Sheinbaum, ¿no tuvo usted otra cosa qué decir cuando le preguntaron qué pensaba sobre el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado? Usted respondió: «sin comentario», cuando el mundo celebraba este acontecimiento que significa reconocer la lucha de una mujer contra una dictadura feroz.
Al menos, hasta hoy se sabe, que solo usted y el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, no les gustó la entrega de este galardón, el más importante del mundo y de la historia en su género.
¿Por qué guardó silencio, presidente? ¿Por qué no la felicitó?. ¿Acaso hacerlo le significa tener problemas en su relación con el dictador o con López Obrador? Todo Venezuela sabe que Maduro le envió apoyo financiero a AMLO para su campaña presidencial, dinero que fue regresado bajo triangulaciones millonarias a través del escandaloso caso de corrupción de SEGALMEX. Pero más allá de ello, usted está obligada a darle al pueblo de México una explicación. ¿Le va a respetar a María Corina su valor como mujer y como luchadora al frente de un pueblo como Venezuela, o se va a animar a descalificarla tachándola de conservadora y derechista tal y como lo hace con sus «adversarias» aquí en México?
¿No que muy solidaria con las mujeres, presidente? Sobre todo con aquellas que como María Corina Machado tienen que sobrevivir escondiéndose del régimen asesino de Maduro. Una mujer inquebrantable, sin duda, que no ha salido de Venezuela porque prefiere correr el riesgo de morir, a cambio de seguir en su lucha contra la dictadura, hasta su caída que ya es inminente; un régimen brutal que tiene el repudio mundial, menos el de los gobiernos que se identifican con el autoritarismo, entre ellos el de usted presidente Sheinbaum. ¿O no significa eso el «sin comentario»?
Por supuesto, no es difícil entender que usted, presidente, calló por razones ideológicas, por motivos de identificación con un sujeto que se robó las elecciones presidenciales de su país a sangre y fuego; negó usted con su silencio el principio, más allá de razones ideológicas, de defensa y solidaridad con las mujeres que luchan por la verdad y la justicia, sobre todo contra un régimen de sangre y represión; contra un modelo de gobierno que empobreció a Venezuela y que utiliza a las fuerzas armadas para reprimir el descontento social. A esa mujer, a María Corina Machado, le negó usted el reconocimiento, lo que tampoco representa el sentimiento de millones de mexicanas y mexicanos que ven a esta mujer con admiración y respeto.
Son millones también los exiliados, los venezolanos que huyeron de la maquinaria asesina de Maduro en todos los sentidos. Y son millones los que se quedaron a sufrir las consecuencias pero, igualmente, a rebelarse contra esa tiranía sustentada también en el esquema del narcotráfico, el aliado natural de este tipo de regímenes. ¿Le suena lo que ha pasado en México con la política de abrazos no balazos?. Eso lo explica todo.
Pero finalmente lo que ha quedado claro es que para usted Señora Sheinbaum, no es importante que a una mujer latinoamericana le hayan entregado el Premio Nobel de la Paz. Y queda claro también que con su mutis le es importante mostrarle su solidaridad al dictador Nicolás Maduro y, desde luego, su lealtad o miedo al que vive en La Chingada, amigo del loco que pisotea al pueblo de Venezuela.
¡Hasta dónde hemos llegado con esta izquierda radical! que, en el caso de México, si se le sigue permitiendo, pronto podríamos estar completamente dominados por el totalitarismo de suyo represor. Y ahí la llevan, porque con las modificaciones constitucionales los ciudadanos hemos perdido muchos derechos de frente al régimen de la 4T y, si a esto no se le pone un alto, más temprano que tarde, estaremos sufriendo las consecuencias de un modelo que, como en Venezuela, se conduce bajo la arbitrariedad de la dictadura y la conducta de un desequilibrado mental que hace y deshace a base de amenazas, terror y muerte.
A ese dictador es el que el gobierno de México apoya con su silencio y, al mismo tiempo, deplora la historia de lucha y el reconocimiento mundial que tiene María Corina Machado, sobre todo cuando ha recibido el galardón más importante: El premio Nobel de la Paz.
Chispazo/¿Sin Comentario, señora Presidente?
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