CHILPANCINGO, Gro., noviembre 8 (EL UNIVERSAL).- La mañana de este viernes, pobladores de Chautipan volvieron a su pueblo en la Sierra de Chilpancingo con la muerte detrás de ellos. Apenas terminaron de recibir los cadáveres de los 11 familiares en el Servicio Médico Forense (Semefo), partieron en sus camionetas. Detrás de ellos iban cuatro carrozas.
Pasaron 24 horas identificando a los 11 que buscaban desde el 22 de octubre pasado. Pero aún faltan, siguen desaparecidos cinco hombres y un adolescente. Tienen la esperanza firme de que estos seis vuelvan con vida, que esta vez se las respeten.
La mañana del viernes se llevaron los cadáveres de Clara Francisco Cabrera, Flor Cabrera Sánchez, José Enrique Francisco Cabrera, Héctor Santos de la Cruz, Mario Francisco Millán, Inés Morales Lorenzo, Alfonso Francisco Cabrera y los adolescentes, Diego Alonso Francisco Cabrera, Abraham Reyes Calletano, Ángel Barrera Millán y Raymundo Santos Francisco.
Antes de partir, dos mujeres hablaron con los reporteros. Una explicó que el jueves tuvo que entrar al Semefo para reconocer en las planchas a su esposo, Alfonso Francisco Cabrera, y a su hijo Diego Alonso Francisco Sacristán, de 16 años.
La mujer no puede comenzar su luto, entre los seis que faltan está su otro hijo Leandro Geovanni Francisco Sacristán. Pide a los captores que le permitan vivir. Leandro Geovanni tiene apenas 14 años.
En otro punto, afuera del Semefo, está otra mujer, ella se lleva el cadáver de su hermano menor, Ángel Barrera Millán, de 13 años, pero falta que regresen los otros tres: Ismael, Antonio y Javier Barrera Millán.
Otro que falta es Jaime Cayetano Tolentino y un hombre más que se desconoce su nombre porque no se emitió ficha de búsqueda.
Los pobladores de Chautipan están muy adoloridos, pero también están incrédulos. No pueden creer que los hayan asesinado y, menos, en la forma en la que lo hicieron. Repiten y repiten que todos eran gente humilde, trabajadora, que lo único que hicieron fue ir a vender sus trastes de cocina.
«No era gente de mal, era gente trabajadora, no se lo merecían», dicen sobre su muerte.
Antes de partir, los pobladores de Chautipan piden sólo dos cosas: que no cierren la investigación y que no dejen de buscar a los seis que faltan.
La historia
Esta historia de horror comenzó el 22 de octubre. Ese día Alfonso Francisco Cabrera, de 35 años, y su hermano Enrique, de 26, salieron a vender trastes junto con Abraham Reyes Calletano y Geovanni Francisco Sacristán, ambos de 15 años; Diego Francisco Sacristán, de 16, y Raymundo Santos Francisco, de 13 años, a la comunidad El Epazote.
Ese día, contó uno de los pobladores, uno de los adultos se comunicó para informar que ya estaban en El Epazote, esa fue su última comunicación.
Los seis, de acuerdo con las fichas difundidas por la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas, fueron vistos por última vez en la comunidad de El Epazote, en Chilapa.
Al día siguiente, Mario Francisco Millán, de 49 años; Héctor Santos de la Cruz, de 32, Flor Cabrera Sánchez de 53, y Clara Francisco Cabrera, de 30, salieron a buscar a los seis vendedores. Pero tampoco volvieron.
De nuevo las fichas que emitió la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas ubicó El Epazote como el último lugar donde fueron vistos los dos hombres y dos mujeres que salieron a buscar a sus familiares.
El 27 de octubre salió el último grupo de siete personas para buscar a los 10, pero tampoco volvieron.
Tierra de «Los Ardillos»
Para llegar a El Epazote por el camino más accesible es necesario cruzar la comunidad de Tlanicuilulco, en Quechultenango, que es el bastión de los presuntos líderes de «Los Ardillos».
Los pobladores afirmaron que desde hace 10 años iban a vender a El Epazote y a esa región.
Desde ese 27 de octubre nadie supo nada de ellos, lo último fue la noche del miércoles, cuando reportaron que fue abandonada una camioneta sobre el boulevard Vicente Guerrero en Chilpancingo.
En las primeras horas del jueves, la Fiscalía General del Estado (FGE) informó que en la camioneta habían hallado 11 cadáveres desmembrados. Ese día, todos fueron identificados, uno por uno, ahí estuvieron los pobladores de Chautipan, ninguno se movió hasta la mañana del viernes cuando volvieron a su pueblo junto con sus muertos.
El pasado martes, el comandante de la 35 Zona Militar, el general de brigada, Jorge Pedro Nieto Sánchez, informó que la comandancia del Ejército había enviado a más de 400 soldados del Ejército y la Guardia Nacional a colaborar en la búsqueda de las 17 personas que fueron desaparecidas en comunidades de Chilapa y Quechultenango.
Nieto Sánchez afirmó que las 17 personas estaban «retenidas» por la organización criminal «Los Ardillos».
El dirigente de Morena en Guerrero, Jacinto González Varona, consideró que fue un error que el comandante haya avisado de la operación. Además, pidió al fiscal general del estado, Zipacná Jesús Torres Ojeda, que actúe ante la violencia.
«Están llegando al extremo con los niños y las mujeres. Con los niños y las mujeres es imperdonable», comentó el dirigente.