Héctor Melesio Cuén Díaz
Este escrito está motivado debido a que amigos y familiares que saben que de alguna manera yo tengo que ver con la universidad me preguntan: “¿bueno, y qué es todo ese relajo que truena ahora con la famosa reingeniería financiera, que hasta fueron a protestar en las oficinas de gobierno? ¿De qué se trata todo eso?”.
Mucha gente me ha preguntado incluso cuál es mi postura con respecto a esa famosa reingeniería financiera. Quisiera expresar en algunas palabras lo que para mí significa y lo que debiera de ser. Es por ello que me motiva a compartir estas líneas, donde a los amigos les doy mi percepción y mi punto de vista: esto no se trata de algo político, esto es hoy en día una necesidad, una necesidad si realmente queremos que esta universidad salga adelante.
Cuando se habla de reingeniería financiera en la Universidad Autónoma de Sinaloa, no solo se trata de un ajuste en la manera en que se administran los recursos. La universidad ya cuenta con mecanismos internos para cada tipo de ingreso: propios, estatales y federales.
El verdadero trasfondo del problema tiene que ver principalmente con dos factores críticos: el pago de jubilaciones sin un fondo que las respalde y la brecha histórica en el financiamiento federal por alumno, que coloca a la UAS muy por debajo de la media nacional.
Esto significa que cada año, cuando la universidad solicita apoyo extraordinario a la federación para cerrar el ejercicio, sea para cubrir quincenas, aguinaldos u otras prestaciones, las autoridades federales voltean hacia nosotros con un señalamiento contundente: “ustedes mismos aprobaron una prestación laboral que resulta lesiva para sus finanzas, y lo hicieron sin crear un fondo que la sostuviera en el tiempo”. En otras palabras, el problema no es reconocer el derecho de los trabajadores a una jubilación digna, sino que no se planeó cómo financiar ese derecho a futuro.
De ahí surge la urgencia de una reingeniería financiera. No es un invento de esta administración ni de la anterior; es una necesidad que viene arrastrándose por décadas y que ya se intentó atender en la época de mi padre, el Dr. Héctor Melesio Cuén Ojeda, cuando en abril de 2008 se creó el Fideicomiso para la Jubilación Dinámica. Desde su inicio se estableció un Comité Técnico encargado de supervisar estudios actuariales anuales, con el objetivo de garantizar su viabilidad en el tiempo.
Además, se implementó un sistema pionero de transparencia y rendición de cuentas, mediante el cual cada trabajador podía consultar en línea el saldo de sus aportaciones en la página oficial de la universidad. Mi padre lo definió como una “casa de cristal”, única en la historia de las universidades públicas, porque permitía a todos verificar de manera directa y clara el estado de sus cuentas.
El propósito fue justamente anticiparse a lo que hoy vemos: la insostenibilidad de una prestación legítima, pero sin respaldo económico. Sin embargo, aquel esfuerzo fue disuelto por presión de los mismos grupos que, paradójicamente, hoy se levantan de nuevo en contra.
Al comentar todo esto con un amigo, me compartió un video donde aparece mi padre explicando en su momento la creación del fideicomiso cuando era rector. Lo quise compartir también porque siempre es bueno recordar la historia, y más cuando se trata de buenas acciones que mostraban visión de futuro y compromiso con la universidad.
Lo importante es que la sociedad comprenda que la reingeniería financiera no significa quitar derechos ni despojar a nadie, sino garantizar la viabilidad de la universidad. Significa que los jóvenes tengan asegurada su educación, que los trabajadores activos tengan certeza de sus salarios y que los jubilados reciban con seguridad lo que justamente les corresponde.
Sí, se requiere diálogo con la base, escuchar a los jubilados que entregaron su vida a la institución y reconocer su legado. Pero también se requiere una visión responsable que vaya más allá de intereses políticos o sindicales.
Porque al final del día, no se trata de apoyar a un rector o a una corriente universitaria: se trata de salvar a la Universidad Autónoma de Sinaloa, patrimonio de todos los sinaloenses.
De vez en cuando estaré compartiendo mis pensamientos en voz alta, agradeciendo siempre a quienes se tomen el tiempo de leerme. Lo hago con la intención de mantenerme cercano y a la mano, compartiendo lo que pienso y lo que la vida me enseña.(https://www.facebook.com/watch/?v=1595736501399383&rdid=n21THT59EEREFdvc)