- Pedro P. (Pablo) Villaverde Quiñones nació en Guadalupe y Calvo, Chih., el 29 de junio de 1871; murió de cáncer el 6 de abril de 1958 en Texas.
Así cuenta la anécdota don Héctor R. Olea en «Breve Historia de la Revolución en Sinaloa (1910-1917)»:
LA PLAZA de Culiacán cayó en poder de los revolucionarios el día 14 de noviembre de 1913. Por órdenes del general Hill, al día siguiente, una escolta de 50 soldados de Ia tropa del coronel Gaxiola, al mando directo de los mayores Braulio R. Calderas y Ernesto Velázquez (a) «El Chilero» y del teniente Tránsito Duarte sacó de la cárcel pública a un grupo de vecinos que habían sido aprehendidos, acusados de colaborar y de servir a! gobierno de Huerta, fueron organizados en fajina y obligados a barrer las calles de la ciudad, entre éstos figuraban Severiano y Juan Tamayo, Francisco B. Rojo e hijos, Gerardo Siniaga, Emilio del Conde, Juan Avilés, Luis R. Izabal, Donaciano Martínez, Teclo Osuna, Pedro P. Villaverde y otros más.
La aristocrática fajina hizo su labor mientras una banda de música («La Tambora”) tocaba algunas piezas como «El Guango», «A qué mis tiempos», «El Toro», «El Cuervo», «El Coyote», «El Tecolote», «La Culebra Huevera», «La Reventada», «La Barrigona», «El Quelite» y muchas otras.
Al estar haciendo la limpieza de las calles —informa el teniente Duarte— que se aproximó a la fajina el general Hill y dirigiéndose a él, le preguntó:
«¿Qué tal barren esos hombres?»,
—Pues no lo hacen tan mal, mi general.
El mismo Duarte afirmó que durante toda la faena, e1 pueblo a carcajada limpia y con gritos de alegría seguía a la fajina compuesta de personas que habían sido autoridades arbitrarias, despiadados agiotistas, avaros comerciantes para los que el general Hill tuvo algunas frases despectivas calificándolos de reaccionarios y caciques enemigos de la Revolución.
El capitán Francisco Enciso y los hermanos Campero (José y Octavio) hicieron un simulacro de fusilamiento, en la persona del señor Villaverde, ex prefecto político de Culiacán, atrás de la cárcel púbica, este culiacanense fue víctima, justa o injustamente, de venganzas personales y de una persecución que lo obligó a dejar la ciudad y radicarse, desde entonces, en El Paso Texas, E.U.A.
¿QUIÉN FUE PEDRO VILLAVERDE Y POR QUÉ LO IBAN A FUSILAR?
Muy joven se vino en busca de fortuna a Sinaloa y la consiguió en Culiacán, como comerciante y como político, pues fue regidor del Ayuntamiento que inició funciones en 1913 entre quienes estaban además Enrique Roiz, Antonio E. Vázquez, Francisco
Blancarte, Lic. Arsenio Espinoza, Juan Izábal, Ing. Carlos Talancón, Manuel Hernández León y Ruperto L. Paliza 1913, e incluso estuvo a cargo de la prefectura.
Jose Pedro Juan Pablo Villaverde Quiñones nació el 29 de junio de 1871 en Nuestra Señora de Guadalupe, Guadalupe y Calvo, Chihuahua. Fueron sus padres Gabriel Villaverde y Guadalupe Quiñones.
Antes del escarnio sufrido, el 5 de junio de 1906 Villaverde había contraído matrimonio con Sara Salmón Salmón, originaria de Culiacán, hija de Ignacio e Irene de los mismos apellidos, de 27 años de edad, él de 34.
Luego del asesinato de Francisco Madero por Victoriano Huerta y sus huestes, Culiacán fue sitiado y luego tomado por las tropas afines a Venustiano Carranza. Las élites en Sinaloa que apoyaron a Huerta, eran perseguidas, encarceladas y algunos fusilados, como Francisco de Sevilla en Mazatlán.
«En Culiacán se sentenció a siete años de prisión a los firmantes de un telegrama dirigido a Victoriano Huerta, en el que se festejaba la prisión del gobernador Felipe Riveros. Entre los firmantes se encontraban Jesús y Ponciano Almada, Jorge y Lucano de la Vega, Antonio Vázquez, Lic. Arsenio Espinosa, Manuel Clouthier, Lic. Francisco Sánchez Velázquez, Pomposo Güémez, José M. Espinoza de los Monteros, Pablo Bueno, Fortunato Escobar, Jesús C. Zazueta, Francisco Díaz Martínez, Gustavo Bengua, Juan y Severiano Tamayo, Pedro P. Villaverde, Jesús Ramos y Gerardo Sineaga. (Una ciudad sitiada: Mazatlán y los miedos de la población civil (1913-1914), Reymundo Darío Velarde).
EL SIMULACRO DE FUSILAMIENTO
En «Anécdotas de la Revolución» (La Crónica, San Francisco, 18 de marzo de 1917), José Ramos da su versión del simulacro de fusilamiento de Pedro Villaverde:
En estas condiciones el señor Villaverde fue sentenciado a muerte por uno de los jefes carrancistas y llevado al sitio del patíbulo. Antes se le permitió que llamara a un notario e hiciera testamento de los pocos bienes muebles de que era poseedor y, como católico que era, llamó a un sacerdote para pedirle la absolución de sus culpas. Preparado para morir, fue llevado, en medio de la soldadesca más insolente, al cadalso. Se le vendó y se le ataron las manos. Lloraba el señor Villaverde y hacía penosas demostraciones ante sus verdugos, pues tenía miedo a morir y así lo manifestaba a gritos angustiosos. No obstante esto, se le colocó en el paredón y el oficial de la soldadesca, después de injuriar al que se creía agonizante, dio en voz alta las voces de mando: Preparen… apunten… fuego…
La detonación de cinco rifles se escuchó, y casi al mismo tiempo una estruendosa carcajada: eran los soldados que se reían del señor Villaverde que, medio loco de terror, se encomendaba a los santos de su devoción y se palpaba el pecho y la cabeza para ver si no había recibido lesión mortal.
Después de esta farsa, y conmovido uno de los rebeldes porque se le comunicó que la señora de Villaverde estaba agonizante, salió el desventurado libre a su casa. Estaba en ésta cuando fue reprehendido y consignado a las autoridades constitucionalistas o carrancistas. Y bien, podéis imaginaros cuán grande sería la impresión que había producido en la mente del señor Villaverde la farsa o «cancón» de fusilamiento que se le había hecho, que en esta ocasión, cuando lo llevaban al cuadro, no creyendo que lo llevaban a fusilar, rogaba que lo ejecutaran «de verdad».
Afortunadamente, cuando el señor Villaverde iba a ser realmente ejecutado, ocurrió un motín que impidió que los asesinos consumaran su obra y hoy se encuentra la víctima de los carrancistas en Los Ángeles o en otro lugar de los Estados Unidos.
https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/anecdotas-de-la-revolucion–0/html/e726e614-c34b-45f3-ad08-5324b26fd10a_2.html#I_15_
El historiador mazatleco Antonio Lerma, nos facilitó la página de la crónica donde se publicó el escrito de José Ramos:
Todo indica que Pedro Villaverde tuvo una larga vida posterior a esta pesadilla. Murió el 6 de abril de 1958 en El Paso,Texas, Estados Unidos de la Enfermedad de Hodgkin, una variedad de cáncer que ataca el sistema inmunológico llamado sistema linfático.
Fotos de actas obtenidas de Family Search.
Entrada armada por Juan Lizárraga Tisnado, especial para Reporte Naranja.