por Juan Lizárraga Tisnado
El 6 de mayo de 1914, por un accidente que resultó fatal, Mazatlán se convirtió en la primera ciudad de América en la que estalló una bomba arrojada por un avión.

En la parte alta del Cerro de la Nevería, los huertistas tenían sus piezas de artillería que causaban grandes daños a los constitucionalistas, quienes tenían sitiado a Mazatlán, desde Playa Norte hasta el Puente Juárez, así como Isla de la Piedra.
Los revolucionarios, en vista de que los huertistas resistían la lluvia de fuego, decidieron bombardear el Cerro de la Nevería para lo cual utilizarían los aviones que el general Pesqueira, gobernador de Sonora, había adquirido en Sonora y que hasta la fecha sólo se había utilizado para arrojar proclamas y manifiestos durante las giras políticas.
Se prepararon unas bombas con dinamita, carbón, recortes de acero y fulminantes, forrado todo con piel de cerdo húmeda, bien estirada. Dos bombas se construyeron en Navolato y se trajeron al campamento revolucionario.
El 6 de mayo, antes de las ocho de la mañana, el general Gustavo Salinas levantó el vuelo en un aparato llevando como copiloto a N. Masson, aviador norteamericano.
La gente salió presurosa a ver el avión y la policía la dispersaba para que no recogiera las proclamas revolucionarias.
En la calle Carnaval, entre Canizales (en ese tiempo Francisco Cañedo, originalmente San Germán) y Melchor Ocampo, en una sacudida del avión, una bomba se soltó de las manos del capitán.
Doña Longina de Rivera y Alfredo Zúñiga murieron en el acto; el joven Cosme Ornelas y un hermano menor, resultaron gravemente heridos; Refugio Olmedo, Matilde Urquijo y los obreros de una fábrica de calzado situada entre Canizales y Carnaval recibieron el impacto de los balines.
El cuerpo consular, bandera blanca en mano, pidió a los sitiadores
que no emplearan métodos tan drásticos que dañaban a la población civil.
Ignoraban todos que por un accidente Mazatlán se convirtió en el primer lugar de América tocado por una bomba arrojada desde un avión y el segundo en el mundo, pues antes, en 1911, Trípoli sufrió esta suerte.