Por Juan Lizárraga Tisnado
El martes 29 de enero de 1907, la edición de «El Demócrata. Diario de Información, Político y Literario», dio cuenta de que debido a un desatino de la Empresa de Ópera, la concurrencia al Teatro Rubio (hoy Ángela Peralta), fue muy reducida, además la función inició de manera demasiado impuntual, y la orquesta «deslució completamente las partituras».
A pesar de las irregularidades, los cantantes hicieron muy bien su trabajo y entre ellos estaban Chalía y Torres Ovando.
¿Quien era Chalía? Wikipedia nos despeja la ignorancia sobre ella:
Chalía Herrera, nacida Rosalía Gertrudis de la Concepción Díaz de Herrera y de Fonseca (La Habana, 17 de noviembre de 1864 – 16 de noviembre de 1948), fue una soprano cubana. Tuvo la distinción de ser la primera artista musical cubana en ser grabada. En 1898 grabó, fuera de Cuba, números de la famosa zarzuela Cádiz en cilindros fonográficos de Bettini. La mayoría de su carrera la pasó en Cuba, pero también cantó en Ciudad de México, Nueva York, Milán, Caracas, Madrid y Barcelona.
Ni más ni menos.
Pero los mazatlecos debemos recordarla porque ella rescató del abandono la tumba de la Diva Ángela Peralta, justo en el año de 1907, el año de su presentación en el Teatro Rubio.
Demasiada historia. El teatro Rubió cambió su nombre a Ángela Peralta, quedó en condiciones ruinosas, infuncional por varios años, a causa de la negligencia humana y de un ciclón «Olivia» que azotó Mazatlán en 1975, hasta su rescate y remodelación en 1992.
La siguiente es parte de la historia de ese rescate, publicada en 1987, en la cual se registra la acción de Chalía sobre la tumba de Ángela Peralta en el panteón de Mazatlán:
TEATRO. (El Ángela Peralta). Parece que ahora sí va en serio la remodelación del Teatro Ángela Peralta.
Si es así, un panorama promisorio se observa en el horizonte, pues otras personas se dan a la tarea de construir el teatro de la ciudad, la primera dama municipal trabaja en silencio en pro de un museo y ya tenemos galerías pictóricas.
En el recorrido realizado en el Mazatlán antiguo por el licenciado Antonio Enríquez Savignac, secretario de Turismo, el gobierno del Estado y el municipio recibieron luz verde para reconstruir el citado teatro. Hace unos siete años, todo estaba dado para reconstruirlo.
Antes, el propietario del inmueble Edgard Caprioti, accedió a vender incluso el adjunto en posesión de Urquijo Ramírez. El gobierno federal aportaría el dinero, pero los encargados de DIFOCUR no apoyaron por temor a que se opacara su trabajo por el INBA y no otorgó su apoyo. Ahí quedó el sueño de la biblioteca, la sala de proyección, la pinacoteca, la sala de conciertos, etcétera.
Ahora se le da nueva vida. Ahí están las ruinas que antes de serlo se llamaron Teatro Rubio y luego Ángela Peralta, en honor a la diva que, víctima del cólera, murió a las 10 de la mañana un 30 de agosto a los 38 años de edad y aquí se casó en artículo de muerte con el licenciado Montiel y Duarte.
Su tumba permaneció abandonada hasta 1907 en que la cubana Rosalía Chalía levantó sobre ella un elegante monumento, y en 1937 los restos fueron exhumados para ser llevados a la Rotonda de los hombres Ilustres
